Y así es la vida, arriesgar para intentar mejorar lo que se tiene, aunque no siempre se consigue lo que queremos. Da la impresión de que la vida es un constante quiero y no puedo, un pretender y no creer, un padecer y no sufrir... Parece difícil poder llegar a tener aprecio por ella, sin embargo, es lo que más se valora: la vida, tan frágil como un hilo, tan odiada como en infierno y tan valiosa como el oro.
Buscar, buscar y buscar y no encontrar nada de lo que crees que necesitas sin morir en el intento. Perdidos en la soledad gritar a la nada para encontrar alguna compañía que te pueda entender y apoyar; y mientras mas nos empeñamos en encontrarla, mas solos nos sentimos cada vez; llevando a la desesperación más y más.
Quizás el problema esté ahí, en que no se necesita buscar, si no ser encontrado.