miércoles, 3 de noviembre de 2010

Agonía

Ninguna palabra describe mejor la sensación que se siente cuando quieres expresar algo pero no eres capaz de encontrar las palabras. Querer hablar de todo, pero en cambio, no poder decir nada, quizás sea porque las palabras sobran. Y es que con una simple mirada o con una pequeña mueca se pueden decir mil cosas (aunque por aquí no es el caso).

Pero agonía es lo que siento cuando intento expresarme con palabras y no encuentro más de una frase con sentido. Quizás sea por la hora que es, quizás sea porque tengo la cabeza en otro sitio, o probablemente sea porque mi cabeza ya no es capaz ni de madurar completamente lo que me ronda por la cabeza, aunque quizás eso sea signo de madurez, quién sabe...

A falta de ideas me dedicaré a describir la hermosa imagen de esos arboles con las hojas amarillentas que nos recuerda que el fin es el principio de algo, ese calorcito de la casa que hace que cuando estamos pasando frío en la calle estemos deseando volver para sentir el calor del hogar, esas cumbres coloreadas de blanco que nos recuerdan a los ciclos, que quien se va sin ser echado, vuelve sin ser llamado (aunque quizás este no sea el caso, quizás si es llamado), esos recuerdos pasados que nos esbozan una sonrisa pícara que nos recuerdan esos momentos que fueron buenos y también, los que serán, ese atardecer rojizo-anaranjado que tiñe el ambiente de las tonalidades mas bonitas.

Y este es el otoño, ¿que tiene que ver con mi agonía? nada (o no). La música (otoñal) amansa a las fieras (agonía) o algo así, creo. A lo mejor esa añoranza por el pasado y la incertidumbre y esperanza por el futuro, o a lo mejor, es nada.