lunes, 25 de julio de 2011

De autobuses, aviones, trenes y BARCOS va la cosa

A quién interese:

De nada vale llorar.

Dan igual las posesiones materiales si el ambiente que te rodea no es feliz.

Odio los plazos, fechas limites y comparaciones. Hay que dejar pasar las cosas sin ataduras ni restricciones.

Odio, no entiendo, las fotos echadas por echar. Aun menos entiendo la gente que se pone delante de algun lugar con una postura ridícula y con cara de asco para decir "yo estuve alli" (ya lo sé, gilipollas).

Al final eso de sonreir de vez en cuando y ver el lado positivo de las cosas no va a ser tan malo, aunque aun no lo tengo comprobado 100%.

Odio a los que escriben sus penas en sitios publicos y por lo tanto, a veces, me odio a mí mismo.

Quiero cambiar de aires pero siempre termino echando de menos Granada.

La malafollá te persigue estés donde estés.

No quiero estar aquí pero tampoco quiero irme.

Me gustan los Promenades (paseos).

Siempre me meto con los finales de las "típicas pelis americanas", pero... Que tire la primera piedra el que no le gustaría tener un final así (yo mientras tanto, seguiré con las manos metidas en los bolsillos).

Me gustan, me encantan las americanadas. Sí, yo también pienso que la vida es un espectáculo en sí.

Me gusta decir "buenas noches" o "hasta luego" a desconocidos y que me respondan con una sonrisa en la cara.

Me encantan los juegos de miradas... A ver quien aguanta mas, quien disimula mejor...

No se por qué escribo ésto, pero ahora querria estar en el Tibidabo echando de menos la Alhambra.

Quiero lo que tengo aunque quiero no quererlo, pero aun más quiero lo que no tengo.

Tonterías CAPRIchosas.

domingo, 10 de abril de 2011

Yo sé que puedo

Y a veces me dan ganas de mandar a la mierda, lanzar mierda, despotricar mierda y más y más mierda contra lo que (quien) me complica la existencia, tirar la toalla y abandonar, pero eso sería lo más fácil. No puedo abandonar en mitad de la batalla... O no debería.

Cada segundo que pasa de ésta (batalla) me mata más y más, aumenta mi agonía y mi respiración disminuye. Soy un púgil indefenso ante la guerra, atado de brazos y piernas, que sólo recibe golpes, pero que sigue en pie como fiel soldado de la vida.

Tú me terminas de matar, me haces revivir para que sufra de nuevo la temida agonía, y me vuelves a asestar un golpe que me deja K.O. Es el acabose del fin, pero jamás definitivo.

"No puedo seguir, ésto acabaría con cualquiera"-Dijo (dije)-. Quizás lo mejor será abandonar y decir: "una vez estuve en esa batalla", seguramente sea una misión suicida de la que nada bueno pueda salir, pero jamás podré abandonar la batalla, porque tu me matas, y yo soy adicto a la muerte.