lunes, 18 de enero de 2010

Todo va aparentemente bien...

... Hasta que se tuerce. Quizás generalice, pero creo que habitualmente tendemos a no valorar lo suficientemente lo que creemos que tenemos y siempre va a estar ahí. Por ejemplo (e insisto en que sólo es un ejemplo), imaginemos que todos los dias tenemos un "bombón especial" (y a quien no le gusten, pues cualquier otra cosa) en casa esperándonos todos los días, pero estoy casi seguro de que rara vez nos pararíamos a pensar la suerte que tenemos de poder tener ese "bombón", tan dulce, que tan buenos sabores de boca nos deja día a día y que tantas veces nos ha hecho sonreír o sentirnos mejor. Pero imaginemos que un día, por cualquier cosa no, tenemos ese bombón en la casa, pues sí, lo echaríamos de menos, pero un día podríamos apañárnoslas sin ese bombón, porque sabemos que al día siguiente lo volveremos a tener y por lo tanto, no nos preocuparíamos mucho.

El problema está cuando cabe la posibilidad que ese bombón no está ni hoy, ni mañana, ni pasado... Nunca habríamos valorado su presencia todos los días hasta que vemos que no es seguro que continue allí. Las consecuencias, no tendríamos ese bombón esperándonos en casa, no nos daría más esos buenos sabores de boca, esas alegrías, sonrisas, bienestar... Quizás es en ese momento es cuando nos damos cuenta de verdad de lo afortunados que somos y de lo mucho que necesitamos a ese "bombón". Hasta ahora, no lo habíamos valorado como se merecía, e incluso lo habíamos infravalorado, y cuando miramos al frente (al menos a mí) me da realmente miedo de lo que pueda pasar sin él.

Ahora trasladadlo a la vida real, imaginad que es vuestro perro, vuestro mejor amigo, vuestro padre... Todo aquello que nos ha aportado algo en nuestra vida y que no nos damos cuenta de lo importante que puede llegar a ser en nuestro día a día, que al fin y al cabo es de lo que vivimos, de nuestro día a día.

Hoy, Lunes 18 de enero de 2010 todo va aparentemente "bien"